La Biblioteca de la Universidad de Valencia, 1939
31 de enero-30 de marzo de 2008
Universidad de Valencia
Vicerrectorado de Cultura
Sala Duc de Calàbria - La Nau
La exposición Libros en el infierno. La Biblioteca de la Universidad de Valencia, 1939 presenta ciento ochenta y siete libros, tres manuscritos y tres dibujos infantiles. Es tan solo una pequeña parte de los muchos libros, revistas y folletos incautados apenas acabada la guerra civil en centros y domicilios de organizaciones y personas que habían defendido la República. Los libros fueron depositados en la Universidad de Valencia porque su biblioteca no tenía sólo carácter universitario, sino que era, además, biblioteca provincial. Los libros fueron ocupando un semisótano de la Universidad conocido como el «infierno», un término común en el vocabulario de las bibliotecas para designar al recinto al que quedaban condenados los libros considerados pecaminosos, aunque aquí la referencia moral se doblaba con la reprobación del propietario, calificado con la nota infamante de rojo. Pero en el infierno de la calle de La Nave no todo procedía de la requisa de 1939, también había libros recibidos como donación durante la guerra, algunos de ellos incautados por la CNT y depositados en la Universidad. Lo recordó María Moliner, encargada del Patronato de Misiones Pedagógicas en Valencia y, ya a comienzos de la guerra, responsable de bibliotecas escolares del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, y directora de la Biblioteca de la Universidad entre septiembre de 1936 y diciembre de 1937. Menciona la bibliotecaria la recepción de un lote de libros entregado por un sindicato que se había incautado de ellos y de otro lote de propaganda soviética, «entregados por no supimos qué entidad, y que deben estar todavía sin desempaquetar». En el infierno, por tanto, se reunían muy diversas procedencias, aunque, sin duda, el predominio correspondía a bibliotecas incautadas casi al completo, como sucedió con las de Max Aub o Fernando Llorca Di, o a restos y vestigios de depósitos como los de Cultura Popular, la Distribuidora Ibérica de Publicaciones o de diferentes bibliotecas sindicales. También pudo haber libros simplemente olvidados o dejados por su propietario, como bien pudo suceder con algunos que pertenecieron a Emili Gómez Nadal, profesor de la Universidad de Valencia. Aunque el origen pueda ser distinto, todos han compartido largos años de secuestro y olvido y, sobre todo, un dramático origen común: la guerra civil y la derrota de la República.
Vicerrectorado de Cultura
Sala Duc de Calàbria - La Nau
La exposición Libros en el infierno. La Biblioteca de la Universidad de Valencia, 1939 presenta ciento ochenta y siete libros, tres manuscritos y tres dibujos infantiles. Es tan solo una pequeña parte de los muchos libros, revistas y folletos incautados apenas acabada la guerra civil en centros y domicilios de organizaciones y personas que habían defendido la República. Los libros fueron depositados en la Universidad de Valencia porque su biblioteca no tenía sólo carácter universitario, sino que era, además, biblioteca provincial. Los libros fueron ocupando un semisótano de la Universidad conocido como el «infierno», un término común en el vocabulario de las bibliotecas para designar al recinto al que quedaban condenados los libros considerados pecaminosos, aunque aquí la referencia moral se doblaba con la reprobación del propietario, calificado con la nota infamante de rojo. Pero en el infierno de la calle de La Nave no todo procedía de la requisa de 1939, también había libros recibidos como donación durante la guerra, algunos de ellos incautados por la CNT y depositados en la Universidad. Lo recordó María Moliner, encargada del Patronato de Misiones Pedagógicas en Valencia y, ya a comienzos de la guerra, responsable de bibliotecas escolares del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, y directora de la Biblioteca de la Universidad entre septiembre de 1936 y diciembre de 1937. Menciona la bibliotecaria la recepción de un lote de libros entregado por un sindicato que se había incautado de ellos y de otro lote de propaganda soviética, «entregados por no supimos qué entidad, y que deben estar todavía sin desempaquetar». En el infierno, por tanto, se reunían muy diversas procedencias, aunque, sin duda, el predominio correspondía a bibliotecas incautadas casi al completo, como sucedió con las de Max Aub o Fernando Llorca Di, o a restos y vestigios de depósitos como los de Cultura Popular, la Distribuidora Ibérica de Publicaciones o de diferentes bibliotecas sindicales. También pudo haber libros simplemente olvidados o dejados por su propietario, como bien pudo suceder con algunos que pertenecieron a Emili Gómez Nadal, profesor de la Universidad de Valencia. Aunque el origen pueda ser distinto, todos han compartido largos años de secuestro y olvido y, sobre todo, un dramático origen común: la guerra civil y la derrota de la República.
Vicerrectorado de Cultura de la Universidad de Valencia
Sala Duc de Calàbria, La Nau
C\ Universitat, 2
46003 Valencia
Teléfono: 96 386 43 77
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Horarios:
Martes a sábado: de 10 a 13.30 horas y de 16 a 20 horas
Domingos: de 10 a 14 horas.
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Domingos: de 10 a 14 horas.
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