por Jesús García Calero
«Año nuevo, vida nueva», dice el adagio popular, y nunca tan cierto como en 2008 en la Biblioteca Nacional (BN). Atrás están ya los días de incertidumbre y noticias tristes, como el robo de los mapas de Ptolomeo, y en el año que empieza el centro recibe un nuevo impulso. La palabra clave para esta nueva etapa es digitalización.
Milagros del Corral ha puesto en marcha muchos cambios, desde el sistema informático integrado al sistema de trabajo de mayor corte humano, pasando por la nueva implicación que se desea de los propios órganos internos, como el Patronato, en el gobierno de la casa. Toda una revolución desde la base a la cúspide, en la que quiere contar con todos, sabedora de que, sin el equipo de profesionales, la BN no puede salir adelante. No obstante se define como «una persona normal», tal vez la menos normal de las cualidades para un cargo.
Está en las cosas pequeñas igual que en las grandes. Oyendo sugerencias de los trabajadores, ha decidido, por ejemplo, publicar una guía para integrar y orientar a quienes empiezan, como ella, su labor en la BN. Mientras tanto, convenció a un Google hambriento de digitalizar los fondos de la institución para que, por contra, sus técnicos ayuden a los trabajadores a optimizar las búsquedas a través del célebre motor y enseñárselas a los usuarios.
La primera novedad de esta vida nueva será el inventario que los distintos departamentos de la Biblioteca realizarán en la tercera semana de enero, lo que coincidirá con un cierre de la institución. Esta medida se repetirá, todos los años, a partir de 2008, y se inspira en la costumbre que también se ejerce en las grandes Bibliotecas nacionales europeas.
-¿Cómo va la digitalización?
-Es el gran dossier de la BN. Hemos realizado dos planes simultáneos, el plan A y el plan B. El primero es más ambicioso y dependerá de la financiación por parte de una importante empresa española. Queremos compaginar la digitalización de los fondos más valiosos y los más demandados, así como una selección temática por importancia y por los requerimientos de la Bbiblioteca Digital Europea.
-¿Qué supone?
-Una operación logística mayúscula. Muchas de las obras deben escanearse aquí porque no pueden salir de la BN. Es nuestro personal el que tiene que asegurar la salida de los materiales, preparar los de cada día y prever los de los siguientes días. Y la vuelta de todo a su lugar. En Francia están escaneando 100.000 documentos al año, o 3.700 documentos cada día. Hay que respetar el plan, eso es fundamental, y organizar todo por equipos...
-¿Y después, a medio plazo?
-Celebraremos los 300 años de creación en 2012. Con tiempo estamos ya programando la formación de bibliotecarios expertos en latín y paleografía -algo que ya no se enseña bien en la carrera. Hemos armado con la Universidad Autónoma un máster de catalogación de manuscritos en el que se aprende todo lo necesario. En la BN quedan grandes profesionales que pueden formar para 2012 una nueva generación que tenga preparada la catalogación total en esa fecha. Tenemos todo inventariado pero catalogados sólo nueve mil y pico manuscritos. Así podremos avanzar, porque el inventario es sólo un localizador y la catalogación es muy distinta. Y todos los años se adquieren algunos más.
-¿Hay más iniciativas con bibliotecas o instituciones españolas?
-Hemos mantenido un contacto con las bibliotecas de cada Autonomía, aunque algunas se llaman nacionales, para saber qué colaboración podemos poner en marcha. Entre otras cosas, mejoraremos el préstamo interbibliotecario, casi todo formado por libros modernos que no tienen y sus lectores les demandan. Y también pondremos la web en todas las lenguas oficiales del Estado. Somos la Biblioteca Nacional de España, plurilingüe y multicultural.
-También se oye que cambiará el depósito legal.
-Sí, en parte para que el tercer ejemplar pueda salir en préstamo hacia fuera y, en parte, porque necesitamos poner en pie el «archivo internet», es decir, la ordenación y custodia del patrimonio de nuestra época, que nace digital, sin más soporte. No es ampliar el depósito, sino tener prevista esta nueva realidad. Lo haremos en el dominio «.es», a traves de programas llamados Web Crawlers que chupan los contenidos de las páginas web. Tiene muchísimo interés que este material se guarde, porque cada vez ocurren más cosas en internet. La Unesco hizo una recomendación al respecto, a la que yo no fui ajena.
-Anuncia una época de grandes cambios. ¿Por dónde empezará?
-Para empezar, querría involucrar más al Patronato en la vida de la BN, porque el órgano rector no debe limitarse a ser una caja de resonancia. Está formado por gentes de muy diversa y brillante formación y está en nuestro interés saber aprovechar sus luces, para que discutan y, en su caso, validen las propuestas que les vamos a presentar.
-¿Qué propuestas destaca?
-Para empezar, un plan de transparencia.
-¿Faltaba transparencia?
-Son criterios que yo no digo que no hubiera, sólo digo que no estaban explicitados, y queremos que sean aprobados y se anuncien en la web para que los conozcan los ciudadanos.
-¿De qué hablamos?
-Para empezar, de las adquisiciones de la BN, qué libros compramos con los dos millones de euros que tenemos destinados para ese fin; bajo qué criterios se compran, tanto en obras de papel como en recursos electrónicos. También en donativos, que es otro problema que tenemos, y pueden ser legados de colecciones particulares. Muchas veces recibimos ofertas interesantes pero, en ocasiones, no lo son tanto, porque se trata de libros que ya tenemos y que requieren catalogación y tratamiento especial. Si no aplicamos un criterio objetivo, todo eso nos puede llegar a complicar un poco la vida, más que ayudarnos.
-¿También podrían ser bibliotecas de autores conocidos?
-Claro. El caso es que cumplan alguno de los criterios, porque puede haber un donativo con muchas obras que no nos interesan y algunas que resultan muy atractivas para nuestras colecciones. Pero hace tiempo que la Biblioteca disgregó los legados personales.
-¿Por qué?
-Para clasificarlos por soportes, que es el modo de facilitar la consulta a los usuarios. No debemos olvidar que somos una biblioteca, y sería muy complicado para el investigador saber si lo que quiere consultar está en tal o cual legado. Sí hacemos valer el legado en nuestras actividades culturales y todas las piezas guardan registro de su procedencia.
-Además del Patronato, ¿hay otros órganos que merezcan una puesta a punto?
-Hemos convocado al consejo de dirección, con gran sorpresa de sus miembros, pues hacía siglos que no se les reunía. Todo este esfuerzo se enmarca en un empeño de facilitar la transversalidad entre distintos departamentos, algo vital para instituciones tan grandes como ésta.
-¿Por qué?
-Porque cada departamento puede dedicarse a un soporte y si no se comunican acaban creándose reinos de taifas que no facilitan el trabajo. Tenemos programas y equipos de trabajo transversales para que todos estemos en general al tanto de lo que hace el resto.
-¿Y los préstamos? Alguna vez hubo problemas por una negativa a dejar una «joya».
-Por supuesto. Nuestros fondos están muy solicitados por muchas instituciones, que quieren hacerlas figurar en sus exposiciones. Además, para evitar polémicas como las que hubo, vamos a proponer unos criterios objetivos de préstamo temporal. Y la más importante de todas las medidas de exigente transparencia, visto lo que ocurrió con los mapas: los nuevos criterios para la justificación de residencia temporal necesaria para conseguir el carnet de lector o de investigador.
-Los cambios afectan incluso al sistema informático, ¿no?
-Sí, cierto. Desde mediados de noviembre funciona parcialmente el nuevo, llamado Unicorn, que es el más avanzado de los existentes. Hemos tenido que migrar más de quince millones de registros desde el antiguo sistema, el Ariadne. Si migrar una agenda privada de una PDA a otra da problemas, imagínese el trabajo que ha supuesto. Hemos empezado por el catálogo, que ya está disponible, y en enero entrarán otros módulos del programa, como el control de préstamos, que registra todo. Después vendrá el módulo de circulación, que permite seguir la traza de un libro desde que entra en esta casa y saber dónde está en cada momento. Después irán entrando más módulos porque tiene muchos.
Está en las cosas pequeñas igual que en las grandes. Oyendo sugerencias de los trabajadores, ha decidido, por ejemplo, publicar una guía para integrar y orientar a quienes empiezan, como ella, su labor en la BN. Mientras tanto, convenció a un Google hambriento de digitalizar los fondos de la institución para que, por contra, sus técnicos ayuden a los trabajadores a optimizar las búsquedas a través del célebre motor y enseñárselas a los usuarios.
La primera novedad de esta vida nueva será el inventario que los distintos departamentos de la Biblioteca realizarán en la tercera semana de enero, lo que coincidirá con un cierre de la institución. Esta medida se repetirá, todos los años, a partir de 2008, y se inspira en la costumbre que también se ejerce en las grandes Bibliotecas nacionales europeas.
-¿Cómo va la digitalización?
-Es el gran dossier de la BN. Hemos realizado dos planes simultáneos, el plan A y el plan B. El primero es más ambicioso y dependerá de la financiación por parte de una importante empresa española. Queremos compaginar la digitalización de los fondos más valiosos y los más demandados, así como una selección temática por importancia y por los requerimientos de la Bbiblioteca Digital Europea.
-¿Qué supone?
-Una operación logística mayúscula. Muchas de las obras deben escanearse aquí porque no pueden salir de la BN. Es nuestro personal el que tiene que asegurar la salida de los materiales, preparar los de cada día y prever los de los siguientes días. Y la vuelta de todo a su lugar. En Francia están escaneando 100.000 documentos al año, o 3.700 documentos cada día. Hay que respetar el plan, eso es fundamental, y organizar todo por equipos...
-¿Y después, a medio plazo?
-Celebraremos los 300 años de creación en 2012. Con tiempo estamos ya programando la formación de bibliotecarios expertos en latín y paleografía -algo que ya no se enseña bien en la carrera. Hemos armado con la Universidad Autónoma un máster de catalogación de manuscritos en el que se aprende todo lo necesario. En la BN quedan grandes profesionales que pueden formar para 2012 una nueva generación que tenga preparada la catalogación total en esa fecha. Tenemos todo inventariado pero catalogados sólo nueve mil y pico manuscritos. Así podremos avanzar, porque el inventario es sólo un localizador y la catalogación es muy distinta. Y todos los años se adquieren algunos más.
-¿Hay más iniciativas con bibliotecas o instituciones españolas?
-Hemos mantenido un contacto con las bibliotecas de cada Autonomía, aunque algunas se llaman nacionales, para saber qué colaboración podemos poner en marcha. Entre otras cosas, mejoraremos el préstamo interbibliotecario, casi todo formado por libros modernos que no tienen y sus lectores les demandan. Y también pondremos la web en todas las lenguas oficiales del Estado. Somos la Biblioteca Nacional de España, plurilingüe y multicultural.
-También se oye que cambiará el depósito legal.
-Sí, en parte para que el tercer ejemplar pueda salir en préstamo hacia fuera y, en parte, porque necesitamos poner en pie el «archivo internet», es decir, la ordenación y custodia del patrimonio de nuestra época, que nace digital, sin más soporte. No es ampliar el depósito, sino tener prevista esta nueva realidad. Lo haremos en el dominio «.es», a traves de programas llamados Web Crawlers que chupan los contenidos de las páginas web. Tiene muchísimo interés que este material se guarde, porque cada vez ocurren más cosas en internet. La Unesco hizo una recomendación al respecto, a la que yo no fui ajena.
-Anuncia una época de grandes cambios. ¿Por dónde empezará?
-Para empezar, querría involucrar más al Patronato en la vida de la BN, porque el órgano rector no debe limitarse a ser una caja de resonancia. Está formado por gentes de muy diversa y brillante formación y está en nuestro interés saber aprovechar sus luces, para que discutan y, en su caso, validen las propuestas que les vamos a presentar.
-¿Qué propuestas destaca?
-Para empezar, un plan de transparencia.
-¿Faltaba transparencia?
-Son criterios que yo no digo que no hubiera, sólo digo que no estaban explicitados, y queremos que sean aprobados y se anuncien en la web para que los conozcan los ciudadanos.
-¿De qué hablamos?
-Para empezar, de las adquisiciones de la BN, qué libros compramos con los dos millones de euros que tenemos destinados para ese fin; bajo qué criterios se compran, tanto en obras de papel como en recursos electrónicos. También en donativos, que es otro problema que tenemos, y pueden ser legados de colecciones particulares. Muchas veces recibimos ofertas interesantes pero, en ocasiones, no lo son tanto, porque se trata de libros que ya tenemos y que requieren catalogación y tratamiento especial. Si no aplicamos un criterio objetivo, todo eso nos puede llegar a complicar un poco la vida, más que ayudarnos.
-¿También podrían ser bibliotecas de autores conocidos?
-Claro. El caso es que cumplan alguno de los criterios, porque puede haber un donativo con muchas obras que no nos interesan y algunas que resultan muy atractivas para nuestras colecciones. Pero hace tiempo que la Biblioteca disgregó los legados personales.
-¿Por qué?
-Para clasificarlos por soportes, que es el modo de facilitar la consulta a los usuarios. No debemos olvidar que somos una biblioteca, y sería muy complicado para el investigador saber si lo que quiere consultar está en tal o cual legado. Sí hacemos valer el legado en nuestras actividades culturales y todas las piezas guardan registro de su procedencia.
-Además del Patronato, ¿hay otros órganos que merezcan una puesta a punto?
-Hemos convocado al consejo de dirección, con gran sorpresa de sus miembros, pues hacía siglos que no se les reunía. Todo este esfuerzo se enmarca en un empeño de facilitar la transversalidad entre distintos departamentos, algo vital para instituciones tan grandes como ésta.
-¿Por qué?
-Porque cada departamento puede dedicarse a un soporte y si no se comunican acaban creándose reinos de taifas que no facilitan el trabajo. Tenemos programas y equipos de trabajo transversales para que todos estemos en general al tanto de lo que hace el resto.
-¿Y los préstamos? Alguna vez hubo problemas por una negativa a dejar una «joya».
-Por supuesto. Nuestros fondos están muy solicitados por muchas instituciones, que quieren hacerlas figurar en sus exposiciones. Además, para evitar polémicas como las que hubo, vamos a proponer unos criterios objetivos de préstamo temporal. Y la más importante de todas las medidas de exigente transparencia, visto lo que ocurrió con los mapas: los nuevos criterios para la justificación de residencia temporal necesaria para conseguir el carnet de lector o de investigador.
-Los cambios afectan incluso al sistema informático, ¿no?
-Sí, cierto. Desde mediados de noviembre funciona parcialmente el nuevo, llamado Unicorn, que es el más avanzado de los existentes. Hemos tenido que migrar más de quince millones de registros desde el antiguo sistema, el Ariadne. Si migrar una agenda privada de una PDA a otra da problemas, imagínese el trabajo que ha supuesto. Hemos empezado por el catálogo, que ya está disponible, y en enero entrarán otros módulos del programa, como el control de préstamos, que registra todo. Después vendrá el módulo de circulación, que permite seguir la traza de un libro desde que entra en esta casa y saber dónde está en cada momento. Después irán entrando más módulos porque tiene muchos.
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