Infancia y Cultura Visual. Los periódicos ilustrados para niños (1880-1910)
Prólogo de José E. Burucúa
Buenos Aires: Miño y Dávila, 2007
Hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX las modificaciones culturales de la industrialización y urbanización capitalistas comenzaron a generar una expansión y crecimiento de producción y consumo de impresos ilustrados de circulación masiva, al punto de convertirse éstos en un rasgo importante de la propia modernización. Este libro recoge ese capítulo de la historia de los objetos culturales producidos para la infancia en un contexto económico, social y tecnológico que experimentaba importantes mutaciones.
Parte de la producción de estos impresos ilustrados tuvo como destinatarios los grupos de lectores infantiles debido, por un lado, a las aspiraciones políticas de las elites locales canalizadas a través de la expansión de la escolarización y, por el otro, a la incorporación de la infancia a las prácticas de consumo, ligadas al desarrollo económico y social en un entorno urbano cambiante.
Las publicaciones periódicas especialmente dirigidas a los niños, artefactos culturales que se mueven entre lo pedagógico y lo lúdico, le atribuyeron un rol muy particular a la imagen. La imagen forma parte fundamental de sus estrategias de comunicación, ayuda a decodificar la lectura, sirve para transmitir valores, reforzar mensajes morales y posee, además, la función estética de atraer nuevos lectores.
La apariencia gráfica de las revistas es resultado de ciertas condiciones materiales de posibilidad de la industria gráfica. Estas condiciones se sitúan en un contexto en el cual la multiplicación de imágenes locales crecía junto con la afluencia de imágenes provenientes de la importación. Son entonces, esas imágenes, productoras de sentido, a veces, signos de la tensión con el texto al cual están ligadas, y, también, efecto de los propios procesos de producción.
Parte de la producción de estos impresos ilustrados tuvo como destinatarios los grupos de lectores infantiles debido, por un lado, a las aspiraciones políticas de las elites locales canalizadas a través de la expansión de la escolarización y, por el otro, a la incorporación de la infancia a las prácticas de consumo, ligadas al desarrollo económico y social en un entorno urbano cambiante.
Las publicaciones periódicas especialmente dirigidas a los niños, artefactos culturales que se mueven entre lo pedagógico y lo lúdico, le atribuyeron un rol muy particular a la imagen. La imagen forma parte fundamental de sus estrategias de comunicación, ayuda a decodificar la lectura, sirve para transmitir valores, reforzar mensajes morales y posee, además, la función estética de atraer nuevos lectores.
La apariencia gráfica de las revistas es resultado de ciertas condiciones materiales de posibilidad de la industria gráfica. Estas condiciones se sitúan en un contexto en el cual la multiplicación de imágenes locales crecía junto con la afluencia de imágenes provenientes de la importación. Son entonces, esas imágenes, productoras de sentido, a veces, signos de la tensión con el texto al cual están ligadas, y, también, efecto de los propios procesos de producción.
Sandra M. Szir, es licenciada en Artes por la Universidad de Buenos Aires, Magíster en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural por la Universidad Nacional de Gral. San Martín, doctoranda en Filosofía y Letras por la UBA. Trabaja como Profesora Adjunta en Historia de la Comunicación Visual, en la Carrera de Diseño Gráfico, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. Es investigadora del Instituto de Teoría e Historia del Arte, Julio E. Payró, UBA.
Laura Martínez Martín
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