Barcelona: Barril & Barral, 2009, 312 págs. 32€
Cuando de nuevo la vida se recupere en ti, cuando su ritmo haya superado el ritmo de mi recuerdo, piensa una última vez en mí y vuélvete deliberadamente hacia el futuro; sé feliz en los brazos de otro.
(Félicien Joly, 15 de noviembre de 1941).
Vivir a muerte es la selección de las últimas cartas de condenados a muerte en los campos de concentración franceses durante la ocupación alemana. Un último mensaje que a veces es piadoso, a veces rencoroso, valiente o temeroso, desesperado o tranquilo. Es un fresco de la condición humana colocada en la situación más extrema posible: la de una muerte segura. ¿Con qué derecho podemos leer, publicar o comentar estos últimos mensajes de condenados, cuando han sido destinados a los parientes, a los esposos, a los próximos que querían? Un testimonio personal y real de personas que ya no tenían nada que perder. Con el derecho y el deber de la fraternidad humana: estas últimas cartas se dirigen a nosotros. Porque hablan de la vida de estos hombres y de estas mujeres, lo que cuenta frente a la muerte, palabras de hombres sobre la vida del hombre. Y también porque los condenados han querido explícitamente que el sentido de su compromiso, de sus vidas, de su muerte llegue a nuestro conocimiento.
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