SIMPOSIO INTERNACIONAL: LA MEMORIA ESCOLAR
NUEVAS TENDENCIAS EN LA INVESTIGACIÓN
HISTÓRICO-EDUCATIVA: PERSPECTIVAS HEURÍSTICAS Y CUESTIONES METODOLÓGICAS
HISTÓRICO-EDUCATIVA: PERSPECTIVAS HEURÍSTICAS Y CUESTIONES METODOLÓGICAS
Universidad de Sevilla
22 y 23 de septiembre de 2015
María Nieves Gómez García [Universidad de Sevilla]
PRESIDENTES
Agustín Escolano Benito [Centro Internacional de la Cultura Escolar (CEINCE)]
Antonio Viñao Frago [Universidad de Murcia]
SECRETARÍA CIENTÍFICA
Juri Meda [Università degli Studi di Macerata]
Cristina Yanes Cabrera [Universidad de Sevilla]
SECRETARÍA ORGANIZATIVA
Enrique Alastor García Cheikh-Lahlou [Universidad de Sevilla]
Cristóbal Torres Fernández [Universidad de Sevilla]
Los estudios realizados en los últimos años por la comunidad internacional de historiadores de la educación (a partir de la invitación formulada por Dominique Julia, a mediados de los años noventa, para ampliar la perspectiva heurística de la historia de la educación hacia una historia de la cultura de la escuela, con el fin de arrojar nueva luz sobre la vida interna de las escuelas e instituciones educativas) han ido más allá en la búsqueda de la siempre enigmática “caja negra de la escuela”, una miscelánea de fuentes capaz de registrar fielmente los diversos aspectos de la vida escolar y hacernos regresar al histórico para una reconstrucción lo más completa y fiel del pasado educativo.
En la consecución de este objetivo, por lo tanto, los historiadores han comenzado a utilizar (no sin alguna excentricidad) tipos de fuentes que hasta ahora nunca habían sido consideradas por la historia de la educación y que, sin embargo, presuponían (para una correcta interpretación) la superación de categorías interpretativas de carácter historiográfico y la adopción de otras nuevas, a menudo tomadas de la antropología cultural. Fue este momento, coincidente (quizás no casualmente) con el crecimiento neto del interés por el patrimonio cultural de las escuelas y por la aparición de un elevado número de proyectos encaminados a su revalorización, en el que la historia de la educación comenzó a estudiar la memoria la escuela.
Pero exactamente, ¿qué queremos decir cuando hablamos de la memoria de la escuela? No existe una definición única. Hoy podemos decir que la memoria escolar se explica básicamente con dos sentidos diferentes: por un lado, la memoria escolar se entiende como forma individual de reflexión sobre la propia experiencia escolar, aparte de reconstrucción del yo. Por otra parte, en cambio, la memoria escolar se entiende como la práctica de evocación y recreación individual, colectiva y/o pública de un pasado escolar común.
Los historiadores de la educación, en realidad, no están interesados en la primera acepción de la memoria escolar, dirigida a la deconstrucción y al análisis de las experiencias escolares individuales, con el fin de reducir la hipoteca epistemológica (además de la emocional) ejercitada precisamente por ella en el modo y significado de “hacer escuela” de los futuros docentes, para luego reestructurar la propia profesionalización docente sobre sólidas bases científicas. Sino que, por el contrario, están más interesados en la segunda acepción de la memoria escolar, la cual posee un fuerte componente antropológico. Esta memoria (que se entiende como una práctica de recreación individual, colectiva y/o pública de un pasado escolar común) se diferencia de la anterior en el hecho de no estar interesada en estudiar las influencias ejercidas a nivel psicológico por las experiencias escolares anteriores en relación a la propia concepción presente de “hacer escuela”, sino que más bien busca la forma de indagar en: las experiencias escolares vividas individualmente, narradas oralmente y por escrito o mediatizadas por objetos de la cultura material y/o imágenes capaces de restituir de forma directa o indirecta informaciones relativas a la evolución estética y funcional del aula escolar en el tiempo, o bien, las prácticas educativas reales que se desarrollan en el propio contexto escolar, como los rituales escolares, las medidas disciplinares utilizada por los docentes, etc. (memorias individuales); la percepción de las experiencias escolares vividas por un sujeto determinado como parte de una experiencia colectiva, desde el momento en que el mismo sujeto reconoce algún vestigio de su pasado escolar en un museo de la escuela, escucha un relato o una historia de vida escolar o se identifica en una antigua foto escolar (pasado escolar vivido); la representación que de la escuela del pasado ha ofrecido la industria cultural, imprimiendo en el imaginario colectivo estereotipos indelebles (pasado escolar construido); y las representaciones que de la escuela del pasado ofrecen las conmemoraciones públicas, promovidas por instituciones en base a una determinada política de la memoria (memoria pública).
Si las memorias individuales pueden estudiarse individualmente o comparadas como fuentes, la memoria colectiva en su lugar sólo puede ser estudiada como proceso, ya que consiste en una reconstrucción social del pasado, que surge de la fusión entre el pasado escolar vivido (cuyos relatores estaban directamente involucrados) y el pasado escolar construido (del cual sus relatores han sido oyentes, lectores o espectadores).
La memoria colectiva en la escuela se caracteriza por un fuerte componente transgeneracional, causado por la supervivencia, dentro de un sistema escolar determinado, de la cultura material, de las prácticas educativas y de los métodos de enseñanza más allá del periodo para el que fueron originalmente concebidos y en el que se difundieron inicialmente. La utilización extensiva por parte de los dirigentes escolares de mobiliario y enseres por razones económicas, y la falta de conciencia por parte del profesorado de la obsolescencia natural de las prácticas educativas y los métodos de enseñanza en los cuales fueron formados, de hecho, determina una verdadera trans-generacionalidad de la memoria escolar, en la que se puede reproducir un modelo en el que una persona nacida, por ejemplo, en la Italia de los años cincuenta, llegue a identificarse con una exposición de un museo que, sin embargo, represente los años treinta. Del mismo modo, el relato del pasado educativo (aunque sólo sea indirectamente) elaborado por la industria cultural, y su difusión en la sociedad a través de la literatura, la televisión y el cine, contribuye a que las generaciones más jóvenes sean capaces de identificar, de una forma muy general, el carácter y la funcionalidad del material didáctico y de los objetos de la escuela del pasado, aunque realmente desconozcan cómo utilizarlos.
En última instancia, la memoria puede ser utilizada para estudiar el pasado, así como para definir la forma en que el presente mira al pasado y lo interpreta o reinterpreta. En este sentido (desde un punto de vista histórico-educativo) la memoria escolar no interesa sólo como un medio para acceder al pasado escolar, sino también como llave para entender lo que la sociedad actual sabe, o cree saber de la escuela del pasado y cómo eso corresponde con la realidad o es el resultado de los prejuicios y estereotipos ya arraigados en el sentido común. El objeto de estudio del historiador, por lo tanto, no consiste simplemente en considerar la escuela como lo que realmente era, sino en el complejo proceso de definición del sentimiento que de esa escuela ha sido desarrollado a través del tiempo a nivel individual y colectivo, inicialmente sobre la base de una experiencia escolar real y entonces sobre la base de otros agentes sociales y culturales que han contribuido en parte a determinarlo.
CALL FOR PAPERS - SOLICITUD DE COMUNICACIONES
Este encuentro tiene como objetivo proporcionar a la comunidad científica internacional una primera reflexión en profundidad sobre las cuestiones antedichas, definiendo y sistematizando algunas coordenadas teóricas generales y ofreciendo algunos criterios metodológicos para una correcta exégesis de las fuentes.
El Simposio constará de tres sesiones, a través de las cuales se analizará la memoria de la escuela en sus tres formas básicas (individual, colectiva y pública) desde múltiples puntos de vista, básicamente coincidentes con la amplia selección de fuentes que pueden ser utilizadas para definirla en toda su complejidad (fuentes orales, ego-documentos, autobiografías, objetos, fotografías, obras literarias, películas, etc.). El objetivo final es definir la memoria de la escuela como objeto historiográfico y determinar su contribución epistemológica.
Los interesados en participar deberán enviar un resumen de su comunicación (de un máximo de 3.000 caracteres) escrito en una de las cuatro lenguas oficiales del Simposio (español, portugués, italiano, francés e inglés), además de proporcionar una versión del mismo en inglés, antes del 31 de diciembre de 2014. Se aceptarán propuestas de comunicaciones, paneles y posters.
Las fichas de inscripción se podrán descargar en la sección del sitio web oficial del Simposio: http://memoriaescolar.es/inscripcion.html. Una vez recopiladas, se deberán enviar a la dirección de correo electrónico: info@memoriaescolar.es.
La participación al simposio prevé el pago de una cuota de inscripción de 175 €, que garantiza la recepción del material gráfico e informativo del Simposio, el uso de equipo tecnológico, los coffee breaks, la participación a las comidas de los días 22 y 23 y a la cena de clausura. Esta cuota deberá pagarse únicamente después de recibir la aprobación del Comité Científico de los resúmenes presentados.
Se notificará la aceptación o rechazo de las propuestas a partir del 31 de enero de 2015, y la fecha de entrega de las versiones finales de las comunicaciones para las actas.
Lugar de celebración
Sevilla
Más información y contacto
info@memoriaescolar.es
http://memoriaescolar.es/
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